sábado, diciembre 31, 2011

How do you measure a year in the life?

In daylights, in sunsets, in midnights, in cups of coffee? In inches, in miles, in laughter, in strife?
In deapers, report cards, in spoke wheels, in speeding tickets? In contracts, dollars, in funerals, in births?
In truths that she learned?
In times that she cried?

Son otros 525.600 minutos que se han ido. Unos minutos que han sido muy raros. Pero claro, cómo no van a serlo, si nunca son iguales a los anteriores.
Ha sido un año lleno de cambios, miles de cosas nuevas, finales y comienzos.
Empezó... como todos, supongo, con ropa interior roja y una copa de champán, con familiares que gritaban "Feliz año nuevo", sin que me hubiera terminado las uvas (va, uvas de verdad, ¿eh?), con una Kiwi que apenas decía alguna palabra, con estrés, con unas frutitas que no sabían nada de nada de nada.

Y transcurrió con tres días (que no eran tan malos, por cierto), con Hermanos imbéciles, con pantalones nuevos y jerséis horribles de algún profesor de historia, con resúmenes, con ensayos, con exámenes, con conciertos. Con uno de los viajes de mi vida. Con el cumpleaños de Manzanita, y el comienzo del grupito tal y cómo lo conocemos. Con poesías y canciones y colaboraciones. Con unos taconazos de catorce centímetros, que nunca creí conseguir llevar, con una graduación (y toooodos los cotilleos que trajo consigo), con unas notas geniales, y una semana entera encerradas en una biblioteca en la que no hacíamos más que hablar y salir a descansar, ir al baño a quitarnos las hormigas que corrían por nuestra espalda, leer este blog, ver vídeos graciosos y pensar en lo que vendría después de los exámenes. Con una Selectividad hecha, me da igual cómo. Con el final. Con una semana en Sandía de la que han quedado tantos recuerdos, tantos vídeos, tantas fotos, tantos diarios, tantas frases, tantas estrellitas, tantos maromos en el facebook de alguna, tantos pelos y señales. Con la deseada vuelta del Señor de forma Cúbica desde las Américas. Con una fiesta sorpresa en la que me enfadé más de lo que debería, con el descubrimiento de tantos musicales. Con las rebajas más geniales de mi vida, con los armarios más llenos que nunca, los bolsillos más vacíos que nunca para Narajinta y para mí. Con la barbacoa en Cereza, con mis ya cumplidos dieciocho, con una "cultura" ligeramente ampliada gracias al señor Naranja.
Con una Galicia perenne, que verano tras verano, me trae las mismas sensaciones de ser de nuevo pequeña, de sentirme en casa aunque esté sola en medio del verde más verde, que huele a flashbacks de recuerdos y de pensamientos pasados que no consigo en ningún otro sitio, que hace que crea en la magia y en que todo está bien y que nada va a cambiar nunca porque ya es perfecto.
Con aguantar a Manzanita despertándose tardísimo para mirar otra vez el móvil, y suspirar o desesperarse. Con quedarnos hasta las tantas, para ver un capitulito más en el que vernos reflejadas. Con conversaciones sobre posibles piratitas y sobre la famosa foto. Con la peor fiesta del mundo mundial.
Con otro intento fallido de ponerme morena. Con Pepito Piscinas y su maxipillada de Mandarina en topless. Con más ganas de parar el tiempo. Con menos libros que leer antes de morirme.
Con los comienzos. Con los mayores "no sé qué ponerme" de la historia. Con equivocaciones de clase. Con grandes y pequeños hijos de puta. Con más suspensos que en la vida. Con nódulos. Con profesoras estúpidas. Con ainfinit guaias. Con días enteros en la universidad. Con partidas de mus, de thesaurus, de diekurve. Con canciones nuevas. Con rimas de leordas gordas, nietos, prácticas, proyectos y conversaciones eternas de whatsapp. Con estancias en cuevas bibliotequiles.
Con el inicio. Con tres pasos atrás por cada paso adelante después de borracheras. Con los montaditos, las pajaritas de papel, las palomitas, las moñadas, las piruletas y los BeBonGoles que todavía me debes.

Y se va como vino, supongo: con doce campanadas vistas desde el balcón de la Plaza Mayor, con la radio que este año tampoco funcionará, con una Kiwi que ya no se calla, con lo que no me queda tan bien como desearía, con rímel, brillo y lápiz negro, con menos inseguridades, con menos problemas, con menos posibilidades de aprobar.

viernes, diciembre 30, 2011

La historia de Naranjita con el Arcipreste

Mi hermana Naranjita tiene un pavo tardío encima que no se lo cree (¡Quítamelo, quítamelo!), al igual que todas sus "amigas" a las que no hace más que poner verde. Bueno, a todas, no. Solo a (total-1) amigas. Y solo tiene una. Va, es mentira, ya dejo de meterme con ella. Te quiero, sis. En fin, al grano, Mandarina. Que mi hermana y sus amigas son algo así como el status directamente inferior a las guays, porque están en un cole pijo y no pueden aspirar a pertenecer a la élite, que no tienen la suficiente pasta. Pero que, sin ser las popus, tienen su reputación chachichuli, y marcan pobre-tendencia y levantan pasiones por los pasillos sin taquillas. Y a mi hermana le gusta un pringadillo de su clase. Un tipo alelao, el hermano de la Niña con Nombre de Filósofo. Recuerdo cuando, días antes de exámenes, la llamaba para ver si me solucionaba las dudas y la vida, y era él el que cogía el teléfono, y con voz de dormido permanente gritaba: ¡"***, es para ti!. El chaval vive un poco en su mundo y está siempre empanaete. Pero, inexplicablemente, a mi hermana le gusta. Y os he dicho ya que ella y sus amigas están insufriblemente insoportables, ¿no? No hay quien las aguante, parece que tienen 13 años. O menos. Una muestra de ello es la notita que le hicieron a este chaval, llamémosle Arcipreste de Hita, que a todos sus amiguitos le han puesto nombre de autor (Mi favorito es Manriquemán, no me digáis que no es genial). Le dijeron: "Oh, Arcipreste, amor mío blablabla, ¿querrías salir conmigo? Rodea con un corazón la respuesta. Sí. No." Y claro, el chiquillo creyó que las pseudo-populares se estaban riendo de él. Normal, yo, si no tuviera que aguantar a mi hermana a la hora de comer (Ay, es que es tan guapo, es que sus ojitos verdes, es que hoy me ha pedido un boli, es que, Mandarina, eres una seta y no me entiendes) también lo pensaría. La amiga más amiga de mi hermana va también a su clase, al igual que Fernando de Rojas. ¿Queréis que os cuente lo "gracioso"? Vale, que a Naranjita le mola el Arcipreste, al Arcipreste (según mi teoría), la amiga de mi hermana, a la amiga de mi hermana, Fernando de Rojas, y a Fernando de Rojas, de canteo, Naranjita. Y la única (y muuuy única) cosa por la que me apetece que se acaben las vacaciones es por conocer capítulos nuevos del culebrón este. Pero, por favor, Naranjita, sin irte por las ramas, que estaré de exámenes. Porque si creíais que con esto de las Navidades, mi hermana se iba a relajar a no verle día sí, día sí, día sí, día sí, día sí, día no, día no, estáis tan equivocados como lo estaba yo: Se pasa la vida en su tuenti. Qué guapo, que guapo. Mandarina, mira esta foto, aquí sí que sale bien, no me digas que no, jolines.

jueves, diciembre 29, 2011

La falsedad o el falsismo

Las frutipijis hoy se han dedicado a conversar sobre si iban o no a ir arregladas a la cena de hoy, con los frikis de artes con los que no me llevo, pero da igual, lo tienen que decir por la conversación en la que estamos todas, para que, mientras Mandarina intenta estudiar, se distraiga con los tirutís que suenan cada tres segundos.
Granada estaba seriamente preocupada por si las demás iban a ir arregladas, y Lima le ha respondido que "no mucho". Lo cual me ha llevado a pensar en los antecedentes:
-Cuando se dice "Yo me pongo unos vaqueros y una camiseta mona, pero normal, y nada, si veo que no voy muy tal, pues me pongo unos tacones, pero bueno, que tampoco muy altos, que hay que aguantarlos" significa que se van a poner esos vaqueros que, no se sabe ni cómo ni porqué, les hace el culo divino, redondo y situado lo más arriba posible, una camiseta que no llevaría a clase (bueno, o sí, quién sabe) y, como mínimo, diez centímetros de autoestima bajo los talones.
-Hay quien repite y repite que no va a llevar tacones/falda, y luego te encuentras con que sí que lo lleva. Y que no puedes decir "Jo, tía, si me has dicho que no te lo ibas a poner", porque te puede echar una mirada asesina y contarte la odisea que ha pasado para encontrar algo que ponerse hasta que, como último recurso, se ha puesto lo que lleva, pero que, jo, que va súper fea.
-"Naaah, solo me voy a peinar un poco" significa que van a ir arregladisisisisisímas, porque si tienen tiempo para "peinarse un poco", que es algo así como lavarse el pelo, secárselo, planchárselo y adecentárselo de formas varias y diversas, pueden perfectamente escoger algo divino del armario (e incluso de ir a cazarlo), pintarse y repintarse, decidir que no van lo suficientemente monas y volver a empezar.
-Luego estoy yo, que cuando digo "Me voy a poner lo primero que pille" significa que me voy a poner lo primero que pille. Ah, a quién intento engañar, nunca digo eso. Pregunto a todo el mundo, que me dice que no va a ir arreglado (y no me lo creo), me tiro media vida revolviendo el armario, y cuando definitivamente no encuentro nada, y he conseguido situarlo todo encima de mi cama, meto la mano en el montón de ropa y saco al azar el conjunto afortunado. Eso hace que siempre llegue tarde, pero es que nunca aprendo. Es lo me pasa por intentar disimular el machorrismo que me caracteriza.
-Pero, ante todo, si te dicen que van a ir divinas, témete lo peor, porque van a ir DIVINAS. Y te pongas lo que te pongas, te va a seguir dando vergüenza ir a su lado y mucho más dejar documentos gráficos que afirmen que esa noche ha existido en alguna ocasión.

"¡Qué guapa vas!". ¡Já!  Qué puta eres, ¿no? Te quiero.

domingo, diciembre 25, 2011

El optimismo por bandera y otros pensados títulos de mi estantería

Esos mismos familiares que en estas fechas tan señaladas me preguntan que qué estoy estudiando, volverán, el año que viene, a preguntarme lo mismo, bien porque no se acuerdan o sencillamente porque preguntaron por cumplir y no escucharon la respuesta. La cosa, de aquí a un año, irá así:
-Tíos abuelos varios: E, ti, moziña, ¿qué fas na universidade?
-Yo: Estoy estudiando segundo.
-Tíos abuelos varios: ¿Segundo de qué?
-Yo: Segundo de primero.

sábado, diciembre 24, 2011

Feliz Navidad

Como soy así de rancia (o borde, o tímida o maleducada, lo que más os guste) , se me pasa decirlo. Así que os lo escribo para que lo veáis cuando queráis. Hasta en junio, si os aburrís tanto.

En fin, que nos esperan unos bonitos días de aguantar a familiares, y poner sonrisas falsas ante las cámaras (y ante algún comentario que otro), de estudiar, de pelar gambas con cuchillo y tenedor para demostrar ante según que tía lo bien que te ha educado tu mamá, de estudiar, de soltar críticas y aguantar otras de forma sarcástica y poniendo buena cara, de estudiar, de hablar de todo lo acontecido en un año con tu prima, de estudiar, de romperte la cabeza pensando en un buen regalo para que luego pongan cara de "vaya mierda", de estudiar y de dormir un poquito para reponer pilas y poder estudiar más.

Espero que lo disfrutéis tanto como lo haré yo, que, excepto la parte de estudiar, esto de fingir y ser una puta falsa me parece muy divertido. No os hacéis a la idea, de verdad que no.

jueves, diciembre 22, 2011

La ropa de Mandarina ha emigrado al armario de Naranjita

Hace ya un tiempo que mi adorada y nunca bien ponderada hermana y yo compartimos ropa. No tenemos exactamente la misma talla, pero, oye, tampoco se diferencian en tanto.
Siendo así, cuando no encuentras nada inspirador en tu armario, tienes una reserva a cinco metros en la que quizás exista algo para no tardar media hora más de la cuenta en salir de casa.
Claro, que eso solo funciona las tres primeras veces. Una vez que has observado toda su ropa en diferentes ocasiones, se vuelve tan aburrida como la que está en tu habitación, y no solo no sabes qué ponerte si no que además tienes más posibilidades no-excelentes entre las que elegir. Vamos, que no vas a llegar a la hora nunca más en tu vida.

Pero creo que eso solo me pasa a mí. Ella, que es una visionaria de la moda, se encuentra con que ahora tiene infinitas maneras de combinar, y eso hace. Hasta el punto de que mi ropa ya no está donde tendría que estar, porque se ella se ha adueñado de ella; porque de tanto robar, lo ha instalado en su armario.
Ella se lo plancha, ella se lo pone.

lunes, diciembre 19, 2011

Acampada frutaria

Me da miedo ser la única gilipollas que suspende, porque es algo a lo que aun no me he acostumbrado. Porque estoy muy cómoda en mi clase y no quiero resignarme a acompañar a los enanoshigosdefruta. Porque Clemente y Clementina me reprocharán el resto de mi existencia, por aquello de su memoria selectiva, todo lo que estoy saliendo en vez de estar estudiando. Porque equivaldría a aceptar otra derrota (más), darle la razón a ese trocito de mí que creía haber matado, volver a decepcionarme y sentir que ya no soy yo.
Porque las segundas matrículas son más caras, porque supondría perder más tiempo yendo y viniendo de Legalega, porque tendría que soportar otra vez a Agua Ticha.

Por todo ello y por mucho más, queda inaugurada la temporada de Acampada en la Biblioteca Invierno 2011/2012.

viernes, diciembre 16, 2011

Estudiar un viérnado es algo bastante triste cuando admites que es improbable que apruebes. Por ello, estaba aleladilla en la sala de estudio que las frutarias habían reservado para la ocasión cuando, a través de la ventana, se ha empezado a oír una canción que en algún lugar de la fría calle de fuera estaba sonando. A mi mente, aun dormida, este hecho le ha parecido normal, ya que eran las nueve y media, y habría niños de primaria que tendrían que entrar a clase. Luego, cuando he reacionado, he caído: ¡pero si ya no estoy en el colegio! No puede ser, en la universidad no ponen música en vez de sirena para que la gente se ponga en fila y espere a la seño. En fin, ya era tarde. Ya no podía evitar la llegada de torrentes de recuerdos: una de "I want to break free" (y el señor Naranja repitiendo, una vez más, "para una canción decente que ponen...". Puto jebi), otra del señor de forma cúbica y D. haciendo el idiota, dándome golpecitos en el cuello "anda, Mandarina, porfa, porfa, Mandarina, Rinchi, porfa", otra de "procede", "Pablito clavó un clavito, o un clavazo, no lo sabemos", aventuras de Granada por otras tierras andaluzas, Manzanita y otras cotilleando sobre los guapos de turno, repetir y repetir peripecias italianas, el señor de Forma Cúbica y el señor Naranja, ajustándose la imaginaria corbata y dándose la mano para la foto inexistente, dejando el trato sellado, discutir la etimología de jaqueca y migración, Banana diciendo muy oportunamente cómo se llamó el hijo de no sé qué reyes.
Bueno, que yo venía a aprovechar el tiempo y a estudiar, no sé todavía porqué.

miércoles, diciembre 14, 2011

Trastorno multipolar afectivo

Tenemos mañana dos exámenes, y se supone que el viernes otro. Aunque, según están puestas las normas de la universidad, si absolutamente toda la clase está de acuerdo con cambiarlo de día (al lunes), se puede modificar la fecha de este último.
Fijaos en hasta que punto llega mi bipolaridad: tengo que aprobarlo (it is completely necessary, otherwise my life is going to become a disaster) y no me da tiempo a todo mañana (como podréis suponer a estas alturas, sí, me lo he dejado todo para el último momento), pero que el examen sea el lunes supone que tenga que estudiar este finde, aparte de hacer los proyectos que restan. Así que, por un lado, ardo en deseos de que me confirmen que el examen es el lunes, y por otro, le rezo a Zeus para que alguien se queje de que a estas alturas, jo, ya se ha estudiado el examen, y jolín, que se chinchen, que si él ha estudiado, se podía hacer perfectamente, que seguro que este puente hemos salido mientras él se comía ensaladas de matrices unitarias.

lunes, diciembre 12, 2011

Habíamos quedado en que nos íbamos a dejar las venas largas, y eso

Si fuera la mitad de inteligente de lo que debería ser (teniendo en cuenta dónde me he metido) habría aprovechado este puente para algo productivo, y no para dormir hasta las doce y vaguear y perderme en coche y dormir y dormir. Habría hecho un poquito de algo. Y mira que tenía cosas entre las que elegir.
Una vez más descubro demasiado tarde que el tiempo no va hacia atrás por más que le haga pucheritos y que los problemas no se arreglan llorando y que soy tonta y aún no me he dado cuenta.
Espero que esta vez me lo aprenda, para la próxima, que esta bien cerquita. Y si no, pues mira, a seguir en mis trece (mis trece de ahora, no de antes).
En fin, si no escribo en una semana es porque me he suicidado y tal.

Un besín, que se os dé bien todo.

domingo, diciembre 11, 2011

Terapias psicológicas whatsapperas (adornadas)

Ser optimista no funciona. Ser realista no funciona. Ser pesimista no funciona. Así que, como nada funciona, puedes ser como quieras, querida. Total, va a dar igual.
Puedes creer en los cuentos y en los príncipes azules (o piratitas, eso es a tu gusto) y llevarte una desilusión con el día a día, pero, ser al menos, feliz mientras dure el engaño.
Todas somos un poco Charlotte.

Manzanita.

sábado, diciembre 10, 2011

El karma, de nuevo

Os juro por lo que queráis que yo siempre me he considerado una tía lista y eso. Que me reía de mis amigas, las que se acostaban a las dos de la mañana y se levantaban a las cuatro para estudiar Filosofía, para que luego yo sacara más nota que ellas (quizás ese no sea un buen ejemplo: los métodos que yo empleaba puede que no fueran del todo legales).
A lo que iba: que el karma está haciendo bien su trabajo. Está haciendo que ahora quiera recuperar todo el tiempo que malgasté en chorradas durante este... demasiado tiempo. Ya me avisó de que no viviría de las rentas toda la vida, pero nunca imaginé que lo dijera en serio.
¿Servirá de algo que le implore perdón y misericordia? ¿Me llevará al pasado sin tener que sufrir las consecuencias?

No. Seguirá, implacable, castigándome. Que lo hubiera pensado antes, que aprenda para la próxima, susurra.

Dejadle. No es mortal, y no nos entiende. Y no intentéis que lo haga, demasiados ya perdieron tiempo en ello. Aprended la lección, aunque os lleve toda la vida. O ignorarlo, y os irá como a mi. No está tan mal según qué ratos.

jueves, diciembre 08, 2011

Quizás madurar sea algo así como no acabarte el calendario de adviento en la primera semana, o no atestar el armario de colecciones crucero.

lunes, diciembre 05, 2011

¿Qué vídeo?

En ocasiones, noto que estás ahí, esperando algo. Que te mire, o me acerque, o te haga algún tipo de señal.
Y en otras, siento que pasas de mí. Que te da igual. Que te doy igual.
Luego te emborrachas y te vuelves un poeta. Para qué vas a abrir los ojos.

Y quizás el problema sea que los dos estamos esperando lo mismo. Y que aquí nadie parece querer enseñar sus cartas.

Soy retrasada, lo sé. Y lo vas a leer y me cago en la puta. Yo intento hacer como que nadie lee este blog  para que vuelvaaserlodeantesperonoesasiymejodetengoquehacermeotroperonotengotiempoademasnoserialomismosinseryaunamandarinaynopuedoserlootravezporqueentoncesmebuscariaisengoogleysaldriayalamierdamevoyadormircampeones
publicaronopublicarheahilacuestion

domingo, diciembre 04, 2011

Adoro Madrid (2)

Pero me compraré una casa lo más alejada del centro para refugiarme allí desde el uno de diciembre hasta el seis de enero (a. i.) (recordad que seré rica, bien porque pegue un braguetazo, bien porque sea una reconocida autriz de columna en alguna revista sobre cuestiones relevantes como si se lleva la raya al lado o al medio o cuándo ponerse un vestido de cóctel, bien porque heredaré millones de un desconocido tío abuelo que morirá sin descendencia, bien porque seré una cantante famosa que venda exclusivas de su vida privada [-pero Mandarina, ¿quién te va a pagar por tu vida privada si la publicas gratis en un blog? -Duendecillos... ¡a la mierda ya, que me tenéis harta!]).

Es que parece que la gente no tiene casa: se pasean por el centro como si no hubieran visto una tienda en su vida, solo porque está todo lleno de lucecillas (en su mayor parte, horrendas) y porque hay ya una siniestra historieta de muñecos que se mueven solos en lo alto del centro comercial más cansino que existe.

Ayer tardé un año y medio en cruzar la plaza y la calle Mayor, la puerta del Sol y subir por Carretas, porque estaba todo atestado de gente y de gorros y pelucas horteras que venden en los puestos. Sí, de esos por los que lloraba y pataleaba hace doce años.

Y al pasear cerca de las tiendas de escaparates rojos, verdes y dorados, casi me contagio de ese espíritu navideño de gastar en regalos (en regalos para mí, por supuesto), pero me salvaron mi extrema pobreza y las prisas por llegar a mi destino. Creo que tengo que encontrar un huequito para hacer la carta de Reyes, porque no se qué me dice que en Navidades no voy a tener nada de tiempo, y seguramente el poco que tenga se traduzca en "Oye, Mandarina, echa una mano a los abuelos, que hay mucho jaleo en la tienda blablablabla los pajes reales guiño, guiño, codazo".

jueves, diciembre 01, 2011

Espera, espera, espera... ¿se supone que después de terminar la carrera tendré que trabajar? ¿Y yo eso cuándo lo he firmado? ¿Puedo repetir doce veces cada asignatura? ¿Por favor?

¿Y si pongo esta carita?