Le he echado una ojeada a mi blog, así por encima, de cuando todavía no había decidido muy bien eso de que cada persona iba a ser una fruta.
Releyéndolo, parece que en nuestra macedonia incluimos trocitos de niños etíopes adoptados. Y no, quiero dejar claro que no es cierto, que en el momento en el que lo escribí, el kiwi seguía siendo kiwi.
Y que adoro a los niños etíopes, y que adoptaré uno, y que le dejaré su precioso nombre original, no lo cambiaré por alguna horterada europea.
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