domingo, mayo 15, 2016

36.000 palabras de procastinación. O de cómo tengo cinco días para hacer el TFG

Hola, sí, soy yo. Bien, ¿y tú? Me alegro.
Aprovecho que a todo el mundo se le ha olvidado que Mandarina tenía un blog para matar la ansiedad que me provoca el haber perdido tres meses y pico y tener que escribir sobre no sé muy bien el qué para el viernes que viene.
¿En qué has invertido estos últimos tres meses, en vez de a currar en el Trabajo de Fin de Grado de esa carrera que te apasiona?, os estaréis preguntando.
¿En aprovechar el Erasmus para viajar? Meh, no del todo. Algún viaje me he pegado, pero pensaba que en mi año de Erasmus recorrería Europa y la verdad es que he descubierto que soy una comodona a la que le gustan las duchas sin honguitos, los colchones mullidos y tener siempre otro par de zapatos secos al que poder recurrir en caso de lluvia continental.
¿En encontrar al guiriamor de tu vida? Desde luego que no. Cada día que pasa me doy más cuenta de que voy a tener que empezar a cogerle cariño a los animales porque tener gatos es lo único que evitará que muera sola.
Bueno, no importa, ¿en hacer muchos amigos? ¿en salir de fiesta, en pasártelo bien? Pues tampoco. Soy un coñazo de tía con ligera fobia a socializar. Y abstemia. Este mix no promueve eso de que hable con la gente y demuestre todo lo que tengo para dar al mundo, como que tenía un blog en mi última etapa de adolescencia, que lo dejé por Twitter, a Twitter por Instagram y a Instagram por la llegada de la edad madura de esa en la que trabajas y te quejas de los jefes.
Entonces, ¿en realizar esas metas personales que en nuestra vida cotidiana no podemos hacer por falta de tiempo o de medios? Puede, si esas metas personales pasan por dormir nueve horas al día, comer por encima de tus posibilidades y quejarte por WhatsApp del mal tiempo que hace en este país de mierda.

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