Viendo las estadísticas que te ofrece blogspot, hoy he visto que de las 230 visitas que tengo, 21 son de Estados Unidos. En principio me sorprendí. "Tengo un futuro prometedor", me dije. "Llevo dos semanas de blog y soy conocida internacionalmente". Luego recordé dónde está mi amigo de forma cúbica. Aunque dudo que me haya hecho 21 visitas en un día, porque le pasé ayer este enlace.
Debe ser que por allí la gente tiene mucho tiempo libre, entre que hacen una ecuación de segundo grado y una división de Ruffini como práctica de sus exámenes de último curso, para darle a "siguiente blog" indefinidamente.
Sí, Señor de forma cúbica, te tengo mucha envidia. Se nota, ¿no?
viernes, abril 29, 2011
jueves, abril 28, 2011
MI intención era escribir un haiku. Luego me salió esto.
odio estas tardes de estudio
en las que el tedio me obliga
a comer nocilla a cucharadas
Estos tipos... no eran... mi profe... de historia.
El tipo en cuestión, andrajoso y repugnante, se encontraba conversando con la pared a cerca del uso de la coma de Tolstoi y Wilde.
El joven de las gafas de pasta se acercó para observar mejor este espectáculo.
Cuando el vagabundo reparó en su presencia, le pidió opinión sobre el tema, que no le permitía dormir. Me parece perfecto, dijo este, mientras no la pongan entre el sujeto y el predicado.
El joven de las gafas de pasta se acercó para observar mejor este espectáculo.
Cuando el vagabundo reparó en su presencia, le pidió opinión sobre el tema, que no le permitía dormir. Me parece perfecto, dijo este, mientras no la pongan entre el sujeto y el predicado.
1.
Sonó el despertador. Mierda. En esos días, los atardeceres y los amaneceres llegaban demasiado pronto.
Parecía un día como cualquier otro, hasta que, cuando se dirigía hacia la cocina, vio en el perchero una capa de súper héroe y… ¿qué era eso que brillaba? ¿Un Óscar de la academia?
Esto es muy raro, pensó. Seguro que seguía soñando. Se pellizcó. Nada. Todo seguía igual que antes. “Ayer todo estaba normal”. Ayer, 27 de abril. 27 de abril, ¿verdad?
Encendió la tele. A esas horas, estaban emitiendo una película de aliens y vaqueros en rosa y rojo. Puso el teletexto, según el cual hoy era 36 de abril.
Va, venga, eran demasiado cosas juntas. Quizá no se había pellizcado anteriormente, sino que solo había soñado hacerlo, por lo que repitió el proceso para asegurarse. Joder, que no, que no se despertaba.
Abrió la puerta de casa y llamó al timbre del vecino. Este le recibió en pijama, y cuando se quitó las gafas de bucear, dijo.
-Buenos días.
-¿Qué día es hoy?- contestó ella apresuradamente.
-¿Cómo voy a saberlo? ¡Me has despertado de mi hibernación!
-Oiga, no me vacile, estamos en primavera.
-¡Precisamente por eso!
Cuando comprendió que la conversación con este tipo no iba a resolverle ninguna duda, se despidió de él:
-En fin, muchas gracias, y disculpe la interrupción.
-Que la fuerza te acompañe, por nuestro pescado de hoy y de mañana.
Visto que este sueño iba a acabar cuando le diese la gana, pensó que lo mejor sería actuar de un modo normal hasta que le permitiese despertarse. Retomó su plan inicial: hacerse el desayuno. Nada más llegar a la cocina, el fregadero le comentó el tiempo que haría ese día: ¡lluvia de rosquillas en torno a las 12! Tras esto, comenzó a cantar canciones insufribles. Ella intentó apagar el fregadero, pero este exigió un pago por su actuación. Después de triturar unas cuantas monedas de chocolate, por fin se calló.
Y ella empezó a pensar qué cojones habría hecho ayer para soñar cosas tan raras. Estuvo estudiando hasta tarde, filosofía y literatura. Quizás fuera por eso, sus sentidos eran engañosos, la realidad era una ilusión y lo único real eran sus pensamientos. O puede que simplemente ella fuera un personaje robado de una obra realista y colocado en un fragmento creacionista.
miércoles, abril 27, 2011
martes, abril 26, 2011
Febrero 2011, Nueva York.
Aquel vagabundo refunfuña mientras que, con basura, crea ritmos asombrosos: pese al atestado corro de turistas que hay situados a su alrededor, no obtiene de ellos ni un cuarto de dólar.
Persigo ardillas por el Central Park, nevado e inundado de rápidos y fugaces amarillos (si no son detenidos por la roja luz del semáforo). Me niego a parar hasta que, entre las copas, sin verde, de los árboles, deje de ver edificios. Lo escaso del cielo que alcanzo a ver, aún sin nubes, no es del azul que recuerdo.
No encuentro fresas en Strawberry fields.
Strawberry Fields Forever.
Persigo ardillas por el Central Park, nevado e inundado de rápidos y fugaces amarillos (si no son detenidos por la roja luz del semáforo). Me niego a parar hasta que, entre las copas, sin verde, de los árboles, deje de ver edificios. Lo escaso del cielo que alcanzo a ver, aún sin nubes, no es del azul que recuerdo.
No encuentro fresas en Strawberry fields.
Strawberry Fields Forever.
lunes, abril 25, 2011
Extraños postres en domingo de resurrección
Misma familia, misma mesa. Se encuentran comiendo macedonia (por supuesto, sin mandarinas).
MANDARINA: He descubierto el blog de un tal Gabriel Noguera que escribe súper bien. Tiene un poema que me encanta. Se llama Pasos de baile y es así "para ir a verte, / por unas monedas, / una sonrisa. / unas monedas / para ir a verte / por una sonrisa. / una sonrisa / para ir a verte / por unas monedas."
La familia pasa bastante de su comentario, excepto CLEMENTE, que la mira con cara de incomprensión.
CLEMENTE: ¿Y dónde esta la gracia?
MANDARINA: Jolín, papá, pues en que son los mismos versos en las tres estrofas, pero cambiados de orden. ¿Y te has fijado en las comas?
CLEMENTE se queda inmóvil durante unos segundos, pensativo, mirando la cuchara.
CLEMENTE: Kiwi y piña / en mi macedonia. / En mi macedonia, / kiwi y piña.
MANDARINA: No es lo mismo. No es nada poético. Y lo mires por donde lo mires, transmites lo mismo de una manera que de otra: nada. Él juega con el sujeto gramatical y cada vez dice algo distinto. Pensándolo mejor, hasta has usado mayúsculas y todo.
MANDARINA: He descubierto el blog de un tal Gabriel Noguera que escribe súper bien. Tiene un poema que me encanta. Se llama Pasos de baile y es así "para ir a verte, / por unas monedas, / una sonrisa. / unas monedas / para ir a verte / por una sonrisa. / una sonrisa / para ir a verte / por unas monedas."
La familia pasa bastante de su comentario, excepto CLEMENTE, que la mira con cara de incomprensión.
CLEMENTE: ¿Y dónde esta la gracia?
MANDARINA: Jolín, papá, pues en que son los mismos versos en las tres estrofas, pero cambiados de orden. ¿Y te has fijado en las comas?
CLEMENTE se queda inmóvil durante unos segundos, pensativo, mirando la cuchara.
CLEMENTE: Kiwi y piña / en mi macedonia. / En mi macedonia, / kiwi y piña.
MANDARINA: No es lo mismo. No es nada poético. Y lo mires por donde lo mires, transmites lo mismo de una manera que de otra: nada. Él juega con el sujeto gramatical y cada vez dice algo distinto. Pensándolo mejor, hasta has usado mayúsculas y todo.
domingo, abril 24, 2011
Los papás de Mandarina
Se encuentra una familia feliz de cuatro miembros alrededor de una mesa, cenando. No hace falta mucha más descripción, porque las familias felices son todas iguales; las familias infelices lo son cada una a su manera.
CLEMENTINA, la mamá de MANDARINA: Bueno, y, ¿has pensado ya en lo que quieres estudiar el año que viene?
MANDARINA: No sé, Mamá. Es que no tengo ni idea. Me gustan las Mates, pero no me gusta la Química ni el Dibujo Técnico. Y me gustó el Latín y me lo paso bien en clase de Literatura. No sé. Creo que soy la única a estas alturas que en mi clase está dudando si irse por ciencias o por letras. Lo mismo hago Telemática, o Ciencias y letras de la antiguedad.
********************************************************************************************************
Al día siguente,
CLEMENTE, el papá de MANDARINA: Mandarina, tráeme esa bolsa.
MANDARINA se levanta y se la da. El PAPÁ DE MANDARINA se la devuelve.
CLEMENTE: No, no, es para ti.
MANDARINA abre la bolsa. Enseña lo que hay al público. Es una calculadora gráfica valorada en más de cien euros, que sus padres le regalan para que haga el favor de dejarse de tonterías y estudie Telemática.
CLEMENTINA, la mamá de MANDARINA: Bueno, y, ¿has pensado ya en lo que quieres estudiar el año que viene?
MANDARINA: No sé, Mamá. Es que no tengo ni idea. Me gustan las Mates, pero no me gusta la Química ni el Dibujo Técnico. Y me gustó el Latín y me lo paso bien en clase de Literatura. No sé. Creo que soy la única a estas alturas que en mi clase está dudando si irse por ciencias o por letras. Lo mismo hago Telemática, o Ciencias y letras de la antiguedad.
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Al día siguente,
CLEMENTE, el papá de MANDARINA: Mandarina, tráeme esa bolsa.
MANDARINA se levanta y se la da. El PAPÁ DE MANDARINA se la devuelve.
CLEMENTE: No, no, es para ti.
MANDARINA abre la bolsa. Enseña lo que hay al público. Es una calculadora gráfica valorada en más de cien euros, que sus padres le regalan para que haga el favor de dejarse de tonterías y estudie Telemática.
La mamá de Mandarina no le deja hacer fortuna
Ayer, llegué al negocio de mis abuelos, una pequeña tienda de juguetes en el centro de Madrid llena de muñecas, puzzles y coches.
Vi que en ese momento había mucha gente, por lo que me sentí obligada a atender a una familia que buscaba un pequeño juguete para que sus hijos dejaran de gritar "Papáaaaaaaaaaaa comprame algo, jo, papi, porfa porfa porfa porfa porfa porfa porfa porfa porfa" al más puro estilo "¿Nos llevas a Salpicamás?".
Se llevaron una libélula y una vaquita que andaban si les dabas cuerda. El precio total fue 4,50€.
Tras ello, cuando vi que el flujo de gente se había descongestionado, me metí a la trastienda a leer hasta que llegara mi prima pequeña para quedarme con ella mientras su madre se iba con unos amigos.
Cuando hicieron caja, vino mi abuelo, con intención de darme la mano. En realidad lo que él pretendía era darme 5€ sin que mi madre se diera cuenta, por haber ayudado en la tienda. Me negué a aceptarlo, y le expliqué que era una cantidad superior a la que había ingresado yo en la caja. Fingió no oírme e intentó meterme los cinco euros en un bolsillo. Por fin llegó mi madre, que no aguanta que mis abuelos nos den dinero por trabajar en la tienda, poque "a ella y a sus hermanas no les daban ni un duro, porque era su responsabilidad ayudar a sus padres si lo necesitaban y blablabla", así que creí ganado el asalto.
Pero por la noche, mientras buscaba el chupete de mi prima, que sin duda su madre me había dado en algún momento y que no lograba encontrar en ningún sitio, encontré los cinco euros en un bolsillo exterior de mi mochila.
Pensé: ya que a sus hijas no les daba dinero por colaborar en la tienda, podría dejarle yo ese billete a mi tía como si el abuelo le hubiera pagado veinte años después, y así mi madre no tendría argumento para la próxima vez que mi abuelo me intentase dar dinero.
Pero no, digamos que una vez llegados a este extremo, me quedé el dinero. Total, ya me iba a llevar 30 pavos de mi tía por dar de cenar, bañar y acostar a una mini niña, algo que mi madre tampoco aprobaba, porque "ella cuidó de sus hermanas sin recibir un solo duro porque era su obligación y blabla", así que, ¿que le importaban cinco euros más o cinco euros menos?
Vi que en ese momento había mucha gente, por lo que me sentí obligada a atender a una familia que buscaba un pequeño juguete para que sus hijos dejaran de gritar "Papáaaaaaaaaaaa comprame algo, jo, papi, porfa porfa porfa porfa porfa porfa porfa porfa porfa" al más puro estilo "¿Nos llevas a Salpicamás?".
Se llevaron una libélula y una vaquita que andaban si les dabas cuerda. El precio total fue 4,50€.
Tras ello, cuando vi que el flujo de gente se había descongestionado, me metí a la trastienda a leer hasta que llegara mi prima pequeña para quedarme con ella mientras su madre se iba con unos amigos.
Cuando hicieron caja, vino mi abuelo, con intención de darme la mano. En realidad lo que él pretendía era darme 5€ sin que mi madre se diera cuenta, por haber ayudado en la tienda. Me negué a aceptarlo, y le expliqué que era una cantidad superior a la que había ingresado yo en la caja. Fingió no oírme e intentó meterme los cinco euros en un bolsillo. Por fin llegó mi madre, que no aguanta que mis abuelos nos den dinero por trabajar en la tienda, poque "a ella y a sus hermanas no les daban ni un duro, porque era su responsabilidad ayudar a sus padres si lo necesitaban y blablabla", así que creí ganado el asalto.
Pero por la noche, mientras buscaba el chupete de mi prima, que sin duda su madre me había dado en algún momento y que no lograba encontrar en ningún sitio, encontré los cinco euros en un bolsillo exterior de mi mochila.
Pensé: ya que a sus hijas no les daba dinero por colaborar en la tienda, podría dejarle yo ese billete a mi tía como si el abuelo le hubiera pagado veinte años después, y así mi madre no tendría argumento para la próxima vez que mi abuelo me intentase dar dinero.
Pero no, digamos que una vez llegados a este extremo, me quedé el dinero. Total, ya me iba a llevar 30 pavos de mi tía por dar de cenar, bañar y acostar a una mini niña, algo que mi madre tampoco aprobaba, porque "ella cuidó de sus hermanas sin recibir un solo duro porque era su obligación y blabla", así que, ¿que le importaban cinco euros más o cinco euros menos?
sábado, abril 23, 2011
Mandarina no quiere ir al colegio
Las vacaciones son muy cortas. Y no puedo evitar pensar "ya llegará el 9 de junio".
Creo que se me ha ido la vida así, esperando que todo sea perfecto cuando llegue el fin de semana, el puente, el verano...
La vida me da miedo. No hace tanto que ansiaba estas vacaciones que se están acabando para hacer muchas cosas que tenía pendientes desde hacía tiempo. Incluso hice una lista, de la que solo he cumplido con dos partes de las doce.
Me decepciona la realidad diariamente, cuando me doy cuenta de que no puedo volver al pasado y que no hago más que perder el tiempo, que es irrecuperable.
Sé que soy muy joven, pero me angustia la idea de que la vida pase así de rápido, sin darme cuenta, y verme arrugada, habiendo vivido solo días sueltos de vacaciones que ni alcanzo a recordar nítidamente.
A veces, cuando pienso en el pasado me digo: ¿de verdad me sucedió alguna vez? Lo recuerdo como si lo hubiera leído hace tiempo, no como si me viera en una película. Me lo cuentan, y me lo creo, pero no alcanzo a rememorar como el resto las anécdotas de hace, ahora, tan solo un año. Por suerte, creo que alguien tiene algo grabado en vídeo.
Creo que se me ha ido la vida así, esperando que todo sea perfecto cuando llegue el fin de semana, el puente, el verano...
La vida me da miedo. No hace tanto que ansiaba estas vacaciones que se están acabando para hacer muchas cosas que tenía pendientes desde hacía tiempo. Incluso hice una lista, de la que solo he cumplido con dos partes de las doce.
Me decepciona la realidad diariamente, cuando me doy cuenta de que no puedo volver al pasado y que no hago más que perder el tiempo, que es irrecuperable.
Sé que soy muy joven, pero me angustia la idea de que la vida pase así de rápido, sin darme cuenta, y verme arrugada, habiendo vivido solo días sueltos de vacaciones que ni alcanzo a recordar nítidamente.
A veces, cuando pienso en el pasado me digo: ¿de verdad me sucedió alguna vez? Lo recuerdo como si lo hubiera leído hace tiempo, no como si me viera en una película. Me lo cuentan, y me lo creo, pero no alcanzo a rememorar como el resto las anécdotas de hace, ahora, tan solo un año. Por suerte, creo que alguien tiene algo grabado en vídeo.
jueves, abril 21, 2011
A ver qué escribo hoy
Quizá suene muy vanidoso, pero estaría orgullosa de mis ojos si los hubiera diseñado yo.
martes, abril 19, 2011
Comprar con aspiraciones
Hoy he estado tentada de hacer lo que yo denomino (bueno, más bien lo que yo he plagiado) compras con aspiraciones.
¿Con aspiraciones a qué? A tener la tripa plana, a que me crezcan las tetas, a que me ponga morena por una vez en mi vida, a que se me vayas las estrías (o a que se lleve el estampado de zebra), a que vuelva a ser rubia o a ser lo suficientemente guay como para poder llevar una prenda concreta.
Compras algo no para ahora, sino para el futuro momento que crees que llegará en el que serás digna de usarlo.
Es algo que solo hago en rebajas, ya sabes, porque comprarte algo de treinta euros que al final no te pones es casi de tontos. Es mucho mejor comprarte setenta cosas que solo valgan doce.
El caso es que tenía muchas cosas en mi armario que compré hace un tiempo para "cuando adelgazara", cosa que he hecho este año y que, aun así, no me he puesto porque estaba bastante pasado de moda, por lo que hoy, cuando he visto un vestido preciosisisisisisimo que no me quedaba todo lo bien que debería debido a mi escasa amplitud de caderas me he dicho "¿para qué, Mandarina? Si a la edad que tienes no puedes aspirar a cambios drásticos".
Así que se lo pienso regalar a mi hermana, que ella segirá creciendo mientras que yo investigo a ver si se puede operar lo mío.
¿Con aspiraciones a qué? A tener la tripa plana, a que me crezcan las tetas, a que me ponga morena por una vez en mi vida, a que se me vayas las estrías (o a que se lleve el estampado de zebra), a que vuelva a ser rubia o a ser lo suficientemente guay como para poder llevar una prenda concreta.
Compras algo no para ahora, sino para el futuro momento que crees que llegará en el que serás digna de usarlo.
Es algo que solo hago en rebajas, ya sabes, porque comprarte algo de treinta euros que al final no te pones es casi de tontos. Es mucho mejor comprarte setenta cosas que solo valgan doce.
El caso es que tenía muchas cosas en mi armario que compré hace un tiempo para "cuando adelgazara", cosa que he hecho este año y que, aun así, no me he puesto porque estaba bastante pasado de moda, por lo que hoy, cuando he visto un vestido preciosisisisisisimo que no me quedaba todo lo bien que debería debido a mi escasa amplitud de caderas me he dicho "¿para qué, Mandarina? Si a la edad que tienes no puedes aspirar a cambios drásticos".
Así que se lo pienso regalar a mi hermana, que ella segirá creciendo mientras que yo investigo a ver si se puede operar lo mío.
lunes, abril 18, 2011
-2.25
Creo que no tenía que haber ido a la óptica.
Ahora no me fío de mis recuerdos.
Quién sabe, lo mismo aquello que no recuerdo nítidamente es culpa de mi antigua graduación.
Ahora no me fío de mis recuerdos.
Quién sabe, lo mismo aquello que no recuerdo nítidamente es culpa de mi antigua graduación.
domingo, abril 17, 2011
Diario del movimiento del mundo, 1
Estaba yo con mis habituales pintas de sábado por la mañana (la coleta, las mayas grises y la camiseta recortada a fin de que se me vea el ombligo) en la sala de danza, rodeada de espejos que te recuerdan una y otra vez que no tienes los pies paralelos ni las rodillas ligeramente flexionadas ni la pelvis colocada ni la espalda recta ni los hombros bajos, que ni sabes hacer ni un péndulo en condiciones; cuando he comprendido, por fin, a lo que se refiere Paloma en La elegancia del erizo.
He visto como mi querida profesora, que a pesar de que el espejo puede reprocharle muchos más michelines y agujeros de celulitis que a mí, en un momento de inspiración propia, sin acordarse de que tiene alumnas principiantes a las que aleccionar sobre estúpidos pasos con velo, comenzaba haciendo ochos horizontales y poco a poco lo transformaba en una especie de camello transversal.
Me siento incapaz de describirlo, pero ha sido realmente alucinante. Ha levantado los brazos de tal manera que ha convertido su velo, blanco, en una especie de crisálida translúcida tras de la cual se intuía perfectamente el movimiento de sus poco marcados huesos pélvicos.
No ha durado más que un par de compases. Y, sí, claro que he intentado imitarla. Para eso existen los espejos, para decirme que necesito más práctica (y más carnes) si quiero que parezca en algún momento que ejecuto un paso así y no que simplemente necesitaba cambiar el peso de una pierna a otra.
He visto como mi querida profesora, que a pesar de que el espejo puede reprocharle muchos más michelines y agujeros de celulitis que a mí, en un momento de inspiración propia, sin acordarse de que tiene alumnas principiantes a las que aleccionar sobre estúpidos pasos con velo, comenzaba haciendo ochos horizontales y poco a poco lo transformaba en una especie de camello transversal.
Me siento incapaz de describirlo, pero ha sido realmente alucinante. Ha levantado los brazos de tal manera que ha convertido su velo, blanco, en una especie de crisálida translúcida tras de la cual se intuía perfectamente el movimiento de sus poco marcados huesos pélvicos.
No ha durado más que un par de compases. Y, sí, claro que he intentado imitarla. Para eso existen los espejos, para decirme que necesito más práctica (y más carnes) si quiero que parezca en algún momento que ejecuto un paso así y no que simplemente necesitaba cambiar el peso de una pierna a otra.
viernes, abril 15, 2011
Malvada, perversa y cruel.
Y te enfadas y dices cosas que no piensas pero que duelen.
Y me enfado y digo cosas que no pienso, por venganza.
Y te arrepientes.
Y me da igual, y yo sigo, por joder.
Tras un silencio incomodísimo, te intentas disculpar:
-Preciosa.
-Idiota.
-Princesa.
-Subnormal.
Y se me ocurre pensar que hace mucho que no me escribes una canción.
Y me enfado y digo cosas que no pienso, por venganza.
Y te arrepientes.
Y me da igual, y yo sigo, por joder.
Tras un silencio incomodísimo, te intentas disculpar:
-Preciosa.
-Idiota.
-Princesa.
-Subnormal.
Y se me ocurre pensar que hace mucho que no me escribes una canción.
jueves, abril 14, 2011
Quimicaca, cacatúa.
Hoy me han dado un examen de Química, esa pseudo-ciencia basada en suposiciones y en experimentos que más o menos ocurren así siempre.
Bien, pues he de determinar en base a ello una nueva constante, hallada de modo empírico, como es obvio tratándose de Química.
Nm=3,5; donde "N" es nota y "m" es de Mandarina.
Bien, pues he de determinar en base a ello una nueva constante, hallada de modo empírico, como es obvio tratándose de Química.
Nm=3,5; donde "N" es nota y "m" es de Mandarina.
miércoles, abril 13, 2011
Demasiado cursi.
Como el señor Naranja se me ha quejado AVISO DE SPOILER. Si has visto Los Miserables o te da igual que te cuente lo que pase, sigue leyendo. Y si no, no leas o no me vengas llorando luego, ¿vale?
La última vez que me sentí estúpida fue este domingo.
Fui con mi familia (y la niña francesa de intercambio) a ver el musical de Los Miserables.
Como es imposible cambiarlo, murió Fantine, y como es imposible cambiarme, me puse a llorar cual Magdalena. Pero nadie se dio cuenta, o al menos eso pienso yo.
En fin, la obra siguió, y como es, de nuevo, inevitable, murió Jean Valjean justo antes de que la obra finalizara. Y dio exactamente lo mismo que tardasen quinientos veinticincomil seiscientos aplausos más en encender las luces, no pude parar de llorar a pesar de que Jean Valjean, Fantine y hasta¨Éponine saludaran, claramente vivos, al público: mi hermana estuvo todo el camino de vuelta a casa descojonándose de mí porque llorara cuando se murieran gente de mentira que hacia tres horas que conocía.
Si fuera por Albus Dumbeldore o Bambi, otro gallo cantaría.
La última vez que me sentí estúpida fue este domingo.
Fui con mi familia (y la niña francesa de intercambio) a ver el musical de Los Miserables.
Como es imposible cambiarlo, murió Fantine, y como es imposible cambiarme, me puse a llorar cual Magdalena. Pero nadie se dio cuenta, o al menos eso pienso yo.
En fin, la obra siguió, y como es, de nuevo, inevitable, murió Jean Valjean justo antes de que la obra finalizara. Y dio exactamente lo mismo que tardasen quinientos veinticincomil seiscientos aplausos más en encender las luces, no pude parar de llorar a pesar de que Jean Valjean, Fantine y hasta¨Éponine saludaran, claramente vivos, al público: mi hermana estuvo todo el camino de vuelta a casa descojonándose de mí porque llorara cuando se murieran gente de mentira que hacia tres horas que conocía.
Si fuera por Albus Dumbeldore o Bambi, otro gallo cantaría.
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