La universidad sigue haciéndome la vida imposible. No me deja cambier la matrícula, así que, por un error suyo, estoy matriculada en otra cosa.
Desde siempre que recuerdo he pasado aquí parte de mis vacaciones: he huido del calor sofocante, del tráfico, de las aglomeraciones en este oasis de paz y de nada por hacer.
También desde niña he corrido hasta el fondo de la finca para encontrarme con un viejo roble que ha sobrevivido a ventiscas, a tormentas y hasta a un incendio. Le contaba todo lo que me había pasado ese año, sobre todo desde que se murió mi abuelo.
Podréis pensar que es algo estúpido, pero sigo haciéndo. Ya no porque crea que me escuche (que puede que aun confíe en ello), si no porque me ayuda a reflexionar y a priorizar sobre five hundred twenty-five thousand six hundred minutes.
Siempre le dejo, entre su rugosa corteza, una hierba, y hago un nudo, indicándole así que voy a volver.
Muchos años (como este), cuando regreso, encuentro, reseca, la hierba que dejé el año pasado.
"How do you measure a year in the life?"
ResponderEliminar