martes, octubre 04, 2011

El ateísmo es un humanismo

No me podéis decir que el título no queda muy filosófico y nogueresco.

Ya sé que no lo entiende nadie, yo tampoco. Lo que quiero decir es que soy atea al modo unamunesco, basándome en eso que me tuve que estudiar sobre "la imposibilidad y, a la vez, necesidad de creer", presente en todas sus obras.

Mientras iba ayer en coche, como una queen, pasé cerca del cementerio. Vi de lejos esa colección de cruces blancas y ángeles de piedra acompañados de pequeños puntos de colores brillantes. Y como hoy ni Clemente me daba conversación ni llevaba música, pues me puse a divagar sobre la muerte, el más allá, las escenas de un recuerdo y esta clase de chorradas que intento apartar de mi cerebro en momentos útiles y/o de sobriedad.

Muchas veces he intentado imaginarme el que exista un... algo, pero mi cerebro se colapsa, llega a la conclusión de que no hay tal. No sé si me entendéis, como cuando intento imaginarme el universo como un ente infinito, mi cabeza sigue con "¿y esto hasta cuando?" y le contesto "Hasta siempre, es infinito". Como si fuera un IDE de Pascal con un bucle del que no sabe cómo salir, y sigue calculando y calculando y calculando y calculando, hasta que alguien se digna a escribir BREAK. Del mismo modo, me asusta saber (o creer) que no hay nada después de esto y que todo lo que hacemos está condenado a perderse entre los siglos, que de nada sirven los logros ni los sacrificios.

Por eso, fanatismos aparte, admiro a la gente que cree (o sabe) que hay algo más, que hagamos lo que hagamos le importaremos a algo, que es capaz de perdonarnos. Que todo esto tiene algún sentido.

I may never find all the answers
I may never understand why
I may never prove
what I know to be true
but I know that I still have to try.

Que todos nos vamos a morir es la única certeza que poseemos (y a pesar de mi pánico a envejecer, prefiero esa opción a la muerte), que nos recuerden por algo, es cosa nuestra. Como creían los griegos, quizás la inmortalidad esté en que alguien conozca nuestro nombre cuando ya no estemos, que alguien lleve flores a donde quiera que quedemos y piense "No pasó en vano, vino por algo y por ello seguirá siempre en la memoria de los que restamos".

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