No me podéis decir que el título no queda muy filosófico y nogueresco.
Ya sé que no lo entiende nadie, yo tampoco. Lo que quiero decir es que soy atea al modo unamunesco, basándome en eso que me tuve que estudiar sobre "la imposibilidad y, a la vez, necesidad de creer", presente en todas sus obras.
Mientras iba ayer en coche, como una queen, pasé cerca del cementerio. Vi de lejos esa colección de cruces blancas y ángeles de piedra acompañados de pequeños puntos de colores brillantes. Y como hoy ni Clemente me daba conversación ni llevaba música, pues me puse a divagar sobre la muerte, el más allá, las escenas de un recuerdo y esta clase de chorradas que intento apartar de mi cerebro en momentos útiles y/o de sobriedad.
Muchas veces he intentado imaginarme el que exista un... algo, pero mi cerebro se colapsa, llega a la conclusión de que no hay tal. No sé si me entendéis, como cuando intento imaginarme el universo como un ente infinito, mi cabeza sigue con "¿y esto hasta cuando?" y le contesto "Hasta siempre, es infinito". Como si fuera un IDE de Pascal con un bucle del que no sabe cómo salir, y sigue calculando y calculando y calculando y calculando, hasta que alguien se digna a escribir BREAK. Del mismo modo, me asusta saber (o creer) que no hay nada después de esto y que todo lo que hacemos está condenado a perderse entre los siglos, que de nada sirven los logros ni los sacrificios.
Por eso, fanatismos aparte, admiro a la gente que cree (o sabe) que hay algo más, que hagamos lo que hagamos le importaremos a algo, que es capaz de perdonarnos. Que todo esto tiene algún sentido.
I may never find all the answers
I may never understand why
I may never prove
what I know to be true
but I know that I still have to try.
Que todos nos vamos a morir es la única certeza que poseemos (y a pesar de mi pánico a envejecer, prefiero esa opción a la muerte), que nos recuerden por algo, es cosa nuestra. Como creían los griegos, quizás la inmortalidad esté en que alguien conozca nuestro nombre cuando ya no estemos, que alguien lleve flores a donde quiera que quedemos y piense "No pasó en vano, vino por algo y por ello seguirá siempre en la memoria de los que restamos".
Ya sé que no lo entiende nadie, yo tampoco. Lo que quiero decir es que soy atea al modo unamunesco, basándome en eso que me tuve que estudiar sobre "la imposibilidad y, a la vez, necesidad de creer", presente en todas sus obras.
Mientras iba ayer en coche, como una queen, pasé cerca del cementerio. Vi de lejos esa colección de cruces blancas y ángeles de piedra acompañados de pequeños puntos de colores brillantes. Y como hoy ni Clemente me daba conversación ni llevaba música, pues me puse a divagar sobre la muerte, el más allá, las escenas de un recuerdo y esta clase de chorradas que intento apartar de mi cerebro en momentos útiles y/o de sobriedad.
Muchas veces he intentado imaginarme el que exista un... algo, pero mi cerebro se colapsa, llega a la conclusión de que no hay tal. No sé si me entendéis, como cuando intento imaginarme el universo como un ente infinito, mi cabeza sigue con "¿y esto hasta cuando?" y le contesto "Hasta siempre, es infinito". Como si fuera un IDE de Pascal con un bucle del que no sabe cómo salir, y sigue calculando y calculando y calculando y calculando, hasta que alguien se digna a escribir BREAK. Del mismo modo, me asusta saber (o creer) que no hay nada después de esto y que todo lo que hacemos está condenado a perderse entre los siglos, que de nada sirven los logros ni los sacrificios.
Por eso, fanatismos aparte, admiro a la gente que cree (o sabe) que hay algo más, que hagamos lo que hagamos le importaremos a algo, que es capaz de perdonarnos. Que todo esto tiene algún sentido.
I may never find all the answers
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but I know that I still have to try.
Que todos nos vamos a morir es la única certeza que poseemos (y a pesar de mi pánico a envejecer, prefiero esa opción a la muerte), que nos recuerden por algo, es cosa nuestra. Como creían los griegos, quizás la inmortalidad esté en que alguien conozca nuestro nombre cuando ya no estemos, que alguien lleve flores a donde quiera que quedemos y piense "No pasó en vano, vino por algo y por ello seguirá siempre en la memoria de los que restamos".
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