- No, no, tú no llores. Que eres una chica mayor: Una universitaria. Y las universitarias no lloran.
- ¿No? ¿Por nada?
- No, porque tienen infinitos años para arreglar su vida. Nada es irreversible, excepto la muerte. Y somos muy jóvenes, demasiado, como para pensar en la muerte.
- ¿Y antes por qué lloraba?
- Porque eras inmadura y no sabías lo que era la vida.
- Como buena manzanita, tendré que madurar.
- Pero sin caerte del árbol.
- Hay que caer y darse el golpe para madurar, me temo.
- Bueno, te dejo llorar, pero échale la culpa al síndrome premenstrual, que así no preguntan más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario